Los mosquitos evitan el peligro

Un equipo de investigadores de la Universidad de Washington ha publicado en ‘Current Biology’ que los mosquitos pueden aprender a asociar un olor particular con un desagradable choque mecánico (un aplastamiento, por ejemplo) y, como resultado, aprenden a evitar ese olor la próxima vez.

La capacidad de los mosquitos

Ya hemos hablado aquí sobre cómo pican los mosquitos, la metodología empleada para identificar a las víctimas, elegir a la indicada y alimentarse de su sangre.

En el artículo mencionabamos la capacidad de los mosquitos para «olfatear» los procesos químicos de los seres humanos gracias a receptores ultrasensibles. Olores como el de los pies, el sudor del cuerpo, la presencia de estrógeno, incluso el dióxido de carbono que exhalamos, así hasta 277 componentes químicos o fragancias que utilizaban los mosquitos para detectar qué víctima era la mejor para alimentarse. También se ha probado que los estos insectos son capaces de alternar huéspedes según la estación del año: aves en verano y mamíferos durante las otras estaciones.

Ahora un estudio de la Universidad de Washington indica que los mosquitos son capaces de asociar un olor a una agresión, y así memorizarlo y evitar al causante de dicha agresión.

Los mosquitos aprenden a evitar el peligro

Este estudio se realizó en diferentes procesos. El primero de ellos fue entrenar a los mosquitos emparejando el olor de una persona o especie animal en particular con un choque mecánico. Para ello, se uso una máquina que simulaba las vibraciones y aceleraciones que un mosquito podría experimentar cuando una persona intenta golpearlo. Los mosquitos aprendieron rápidamente la asociación entre el olor del huésped y el choque mecánico y usaron esa información para decidir en qué dirección volar.

Este aprendizaje, que se ha visto en muchos animales, depende de la dopamina en el cerebro. Este elemeno es esencial en el aprendizaje de los mosquitos, tanto es así que los mosquitos genéticamente modificados que carecen de receptores de dopamina perdieron la capacidad de aprender. También se demostró que la actividad neuronal de los centros olfativos de los mosquitos sin dopamina tenía menos probabilidades de activarse, por lo que eran menos capaces de procesar los olores y aprender de ellos.

Las conclusiones de los estudios pueden ser significativos en el campo del control de mosquitos y la transmisión de enfermedades. Al comprender cómo toman decisiones sobre a quién picar se pueden desarrollar herramientas más efectivas para el control de plagas.

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