Plaguicidas: un grave problema

Los plaguicidas se utilizan para proteger los cultivos de los insectos, las malas hierbas, los hongos y otras plagas. Pueden ser tóxicos para el ser humano y causar efectos tanto agudos como crónicos sobre la salud, en función de la cantidad y del modo de exposición. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha redactado su lista de objetivos entre los que destaca, como uno de los más importantes, acabar con el uso de los plaguicidas.

Plaguicidas: un grave problema

Los plaguicidas son muy importantes para producir alimentos porque aumentan el rendimiento de las cosechas que se recogen cada año en el mismo suelo. Algo especialmente importante en los países en desarrollo o en paises que sufren escasez de alimentos. El problema es que los plaguicidas más antiguos y baratos pueden permanecer durante años en el suelo y el agua, aumentando la gravedad de la exposición al ser humano. Su uso en agricultura se ha prohibido en los países desarrollados, pero se continúan utilizando en muchos países en desarrollo.

Según afirma la OMS: «El uso extendido de estos productos ha causado problemas de salud y muertes en muchas partes del mundo, por lo general como consecuencia de la exposición laboral y la intoxicación accidental o deliberada». Destaca también el impacto que estos químicos producen en el medio ambiente y por ende en los seres humanos, ya que parte de la exposición a estos químicos es debido al consumo de restos de plaguicidas en los alimentos y en el agua potable.

Objetivos sobre los Plaguicidas

Se ha calculado que el autoenvenenamiento (suicidio) por causa de la ingestión prevenible de un plaguicida asciende a 186.000 muertes al año. Y es que según ha reflejado la organización en varios informes, la ingestión es una de las formas de suicidio más comunes en el mundo. Tanto es así que el uso generalizado de estas sustancias para fines agrícolas en la India ha derivado en tasas de suicidio particularmente altas en las zonas rurales del país.

La OMS tiene dos objetivos en relación con estos productos: prohibir los plaguicidas más tóxicos para el ser humano y los que permanecen durante más tiempo en el medio ambiente; y proteger la salud pública mediante el establecimiento de límites máximos de residuos químicos en los alimentos y el agua.

La OMS y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) han redactado el Código Internacional de Conducta para la Gestión de Plaguicidas para ayudar a gobiernos, empresas, sociedad civil y demás partes interesadas para regular el manejo de los plaguicidas durante su ciclo de vida.

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