Plaguicidas tóxicos contra los polinizadores
Plaguicidas tóxicos, ¿otra razón para evitarlos? Hace unas semanas nos hacíamos eco de la denuncia que Greenpeace realizaba sobre la Unión Europea denunciando que los gobiernos europeos seguirían sin prohibir los plaguicidas tóxicos para las abejas.
El impacto de los plaguicidas tóxicos
Greenpeace, según los documentos filtrados, denuncia que la Unión Europea sólo evaluaría la toxicidad aguda para las abejas e ignoraría la toxicidad crónica. Este detalle, que puede parecer nimio, es de una vital relevancia. Pues en el primer caso -toxicidad aguda- se trataría de estudiar los efectos resultantes de un solo contacto con un producto químico por contacto o ingestión, y en el segundo caso -toxicidad crónica- sería estudiar los efectos de una exposición repetida a plaguicidas tóxicos y su efecto catastrófico en las abejas y su prole.
Ya hablamos aquí muchas veces de la importancia de las abejas y las decisiones políticas que afectan a su vida y, por ende, de toda la vida terrestre. Porque ahí radica el quid de la cuestión de estos pequeños insectos. Los plaguicidas tóxicos se han demostrado un auténtico apocalipsis para los insectos polinizadores y su utilización se ha cuestionado desde asociaciones ecologistas en las últimas décadas.
Hace un año la Unión Europea dictó varias iniciativas para prohibir tres plaguicidas neonicotinoides y, tras un año de presiones desde la industria agroquímica, la misma Unión Europea rebajará los criterios de seguridad para no prohibir su utilización.
La importancia de los insectos polinizadores
Los insectos polinizadores son fundamentales para la vida de los seres humanos. Ya lo advirtió Einstein en una frase recurrente para los ecologistas: «Si las abejas desaparecieran, sólo nos quedarían 4 años». La extinción de estos insectos polinizadores supondría un grave impacto para los ecosistemas de nuestro planeta, pues son uno de los responsables de la polinización.
La polinización es el intercambio de polen entre las flores y el principal medio para que las plantas se reproduzcan. Esta reproducción vegetal depende de las abejas y en menor medida, de otros insectos como las moscas o las mariposas, que transportan el polen de las plantas. Es un mecanismo que tiene la naturaleza para desarrollar sus ecosistemas. Aproximadamente el 30% de los cultivos agrícolas del mundo dependen de la polinización.
Las soluciones pasarían por prohibir los productos tóxicos para las abejas y aumentar los controles sobre los plaguicidas que se usan. También deberían ponerse en marcha planes integrales para la protección de las abejas así como un protocolo de urgencia para adoptar la agricultura ecológica como única vía para una producción sostenible.
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