España es uno de los países de la Unión Europea que puede autorizar como excepción el uso de plaguicidas desde aviones si la situación lo exige. Hace unos años se tomó la decisión de prohibir este tipo de prácticas por los problemas de salud que podía desencadenar en las personas y en el medio ambiente, sin embargo se ha seguido utilizando mediante la excusa de la urgencia del tratamiento cuando los planes de control de plagas se establecen con suficiente tiempo como para llevar a cabo tratamientos de prevención en los bosques españoles. Está demostrado que la prevención en el control de plagas es más barato que la eliminación de las plagas una vez que el problema se ha instalado definitivamente.
Cuando en 2012 se aplicó la normativa que prohibió fumigar plaguicidas desde aeronaves la patronal de este sector se quejó porque les dejaba en una situación económica muy complicada con pérdidas millonarias, y pidió que las autorizaciones por casos urgentes se tramitaran de manera fácil y rápida para intentar superar estas pérdidas.
Según los estudios sobre control de plagas de algunas de las universidades más prestigiosas de España se pone en entredicho la efectividad de los métodos de fumigación aérea y se hace hincapié en la necesidad de crear planes de control de plagas sostenibles donde prime la prevención.
Una solución para acabar con la procesionaria del pino sin usar fumigaciones aéreas
Bolsas de feromonas: este método consiste en colocar bolsas con feromonas que atraen a os machos a la trampa y dificultan la reproducción de la especie acabando con la parte masculina de la raza, aunque algunos ecologistas advierten que con este método otros insectos de la zona se verán afectados y verán disminuida su población.