Los insectos robóticos ya están aquí

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Robobee, el insecto robótico desarrollado en Harvard

Los insectos robóticos han adquirido en los últimos años una enorme importancia para empresas y universidades dado su tremendo potencial para infinidad de sectores.

Los nuevos insectos robóticos

En los últimos años hemos presenciado los resultados de investigaciones en todo el mundo sobre las ventajas que supondrían incorporar a nuestra vida diaria robots que imitarían a insectos: cucarachas, abejas, etc. Esto podría suponer una revolución en la ejecución de tareas de salvamento y rescate, vigiliancia de hogares y empresas, reparación a grandes alturas o de dificil acceso, e incluso en tareas arriesgadas como limpieza de residuos nucleares o como espías tras las líneas enemigas. También se está desarrolando para el sector agrícola, especialmente para polinizar ya que el uso de pesticidas está acabando con colonias enteras de abejas.

Los insectos robóticos también supondría un gran paso adelante en la elaboración de drones. Hoy por hoy, los drones, en su mayoría, son herramientas pesadas y que vuelan de forma lineal, buscando un equilibrio que limita mucho la variación de movimientos; además, su bateria es de muy corta duración (alrededor de la media hora) lo que resta utilidad a los drones actuales. Otro punto clave es que por su tamaño y limitación no llegarían a los lugares tan facilmente como lo haría un insecto robótico.

Es evidente que ante esta innovación, como con cualquier otra, surgen dudas y miedos como la posibilidad de quebrar nuestra intimidad por un mal uso de estos insectos. Estos debates se establecerán en nuestro día a día y seguramente haya que crear o adecuar marcos regulatorios que penalicen este tipo de comportamientos con los insectos robóticos.

Los futuros insectos están aquí

Ya hay en elaboración varios proyectos interesantes sobre insectos robóticos. En 2013 la Universidad de Harvard presentó a Robobee uno de los robots voladores más pequeños del mundo. Tiene el aspecto y el peso de una abeja real y ha sido desarrollado con un calibre que no supera los 3 centímetros entre las alas, tiene un peso de 75 miligramos. Mueve las alas hasta 120 veces por segundo y graba todo lo que ve gracias a una cámara incorporada.

La Universidad de Berkeley presentó este año a CRAM (Compressible Robot with Articulated Mechanisms), un robot cucaracha con un peso de 45 gramos y el tamaño de la palma de una mano. Como las cucarachas reales, puede autoaplastarse para reducir su tamaño a la mitad.

Aquí en Europa, la Universidad de Bielefeld (Alemania) está experimentando con un prototipo al que llaman HECTOR, es un robot que imita a un insecto palo, aunque le falta bastante para superar a los dos anteriores, pues pesa alrededor de 10 kilogramos.

Greg Gage y Tim Marzullo, dos ingenieros de la Universidad de Michigan, fundaron la empresa Backyard Brains cuyo producto estrella es un kit para convertir una cucaracha en un cíborg teledirigido. Por muy dificil que resulte de creer, ya puede comprar el kit RoboRoach por 159 dólares en su propia web.

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